Se quiebra, pero no se rompe

Por Paula Goodbar

Pequeñas cosas que se quiebran, de Juan Cruz Bergondi. Dirigida por Juan Cruz Bergondi. Con Matias Bertiche, Marina Jové, Rocío Magalí Rivera, Mariana Romagnano y Mario Di Santo (música). En Teatro El Extranjero. Valentín Gómez 3378. Funciones: jueves 20:30 hs.

Un kilómetro tras otro de una ruta que parece infinita. Una acumulación de diminutas localidades con sus pobladores que asoman cuales protagonistas a este camino que oficia de unificador del relato. Un relato fragmentado, una serie de historias cotidianas de mujeres que se entrecruzan, se superponen y, por momentos, se conectan. El texto dramático de esta obra fue el ganador del segundo premio de la edición 2022 del concurso de dramaturgia del Fondo Nacional de las Artes.

El amor de pareja, la maternidad, el sexo y la muerte son algunos de los tópicos que abordarán las protagonistas. Son ellas tres quienes mantendrán el hilo conductor propuesto desde el texto dramático, mientras que los dos actores que las acompañan, Bertiche y Di Santo, resultan sus partenaires. Se adaptan a los relatos femeninos, conforman un marco en el cual las tres actrices se explayan y exponen sus vidas en escena. Los actores se entregan de maneras diferentes en la puesta, cada uno de ellos con un estilo de interpretación y de actuación distintos, que no siempre convergen entre sí, pero que, sin embargo, conviven en la propuesta de Bergondi.

El diseño espacial es un tanto austero, extraño y abstracto. Una ruta se dibuja sobre el escenario de El Extranjero dividiéndolo en dos partes que luego son atravesadas por los intérpretes sin ninguna complicación; una bandera cuelga del fondo exhibiendo las iniciales de la obra; una mesa con algunas bebidas; unas butacas; unos números que se van escribiendo con tiza en el suelo augurando un encuentro que nunca termina de ocurrir. Esta acumulación de elementos de diferentes procedencias sugiere más de lo que produce.

En cuanto al diseño lumínico y sonoro, resulta muy pretencioso en pos de innovar. Hay luces que apuntan al público y lo encandilan como autos en la ruta; una batería sonando en vivo y música electrónica a volúmenes exorbitantes pretenden producir en el espectador diferentes sensaciones que modifiquen el ritmo constante del relato hablado. Estos cambios abruptos interfieren en el desarrollo de la obra que, sin embargo, luego retorna a su ritmo anterior sin haberse visto modificada de raíz.

Pequeñas cosas que se quiebran es un texto sumamente interesante, con múltiples ribetes y pequeñas vueltas de tuerca que, al ponerse una junto a la otra, aportan nuevos sentidos y significados. Es también una puesta en escena que quizás pretenda más de lo que puede lograr. El texto plantea miles de posibilidades que se abren como un rizoma, pero, sin embargo, su forma final no logra darle cuerpo a todas esas posibilidades. Resulta, quizás, un buen punto de partida que convendría seguir indagando para que esas pequeñas cosas no solo se quiebren, sino que estallen haciéndose añicos en el suelo y afecten, de ese modo, a todos los espectadores presentes.

Imágenes de prensa.

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