Por Silvia Fernández Ferreira
La diseñadora gráfica devenida artista Carolina Fernández recupera el trabajo artesanal tipográfico en sus obras mientras da voz a su universo personal y a aquello que desea contar.
“Hay una cierta manera de poner el cuerpo”, describe la artista cuando recuerda sus comienzos en el uso de una máquina de impresión tipográfica de fines del siglo XIX. Una impresora minerva de la que se enamoró y que le permitió, según sus palabras, hacer y vivir de lo que le gusta. Si bien su camino se inició en el diseño gráfico, tempranamente se involucró en el mundo del libro y de las letras. Sus primeros pasos los dio en la mítica Papelera Palermo, lugar que funcionó entre 1994 y 2014. Dicha casa de oficios llevó adelante una labor casi apostólica convirtiéndose en pionera tanto en la producción artesanal de papel, libros y cuadernos, como en la difusión de talleres abiertos al público y de proyectos editoriales propios.