“Si no hay riesgo no me interesa hacer teatro”

Por Paula Goodbar

Rota, de Natalia Villamil. Dirigida por Mariano Stolkiner. Actuación de Raquel Ameri. En el Teatro El Extranjero. Valentín Gómez 3378. Funciones: Sábado 20:00hs.

Sobre esta misma obra también hablamos con Mariano Stolkiner, director artístico del Teatro El Extranjero: se trata de su último estreno como director.

Mariano Stolkiner es el director a cargo de la puesta en escena. Nos cuenta que la idea inicial para este espectáculo surgió por parte de Raquel Ameri, quien, movida por circunstancias personales, tenía la intención de realizar un espectáculo teatral en el que se aborde la temática de la violencia hacia la mujer. Asimismo, se convoca a Natalia Villamil para que lleve adelante la producción dramatúrgica. En este contexto nace Rota.

La producción llevada adelante por la tríada Villamil-Stolkiner-Ameri (dramaturga, director y actriz, respectivamente) nos invita a ver un lado distinto del que se suele retratar cuando se pone sobre la mesa el machismo, la violencia y el abuso. Esta vez la protagonista no es la víctima directa ni su victimario: ahora el foco está puesto sobre quién engendró y crió a ese hombre. Ingresando a un espacio íntimo de la mano de la impecable actuación de Ameri, el público se ve inmerso en este universo en el cual resulta imposible que no aflore la empatía.

Rota presenta un espacio despojado, un diseño lumínico y espacial preciso en el cual cada elemento adquiere un valor, ningún elemento está puesto porque sí, todos tienen una presencia necesaria y dinámica que se resignifica a partir del devenir del espectáculo. Sin caer en spoilers, se debe hacer una mención de honor al practicable sobre el cual se ubica la actriz y al mapping que está en el telón de fondo. Es evidente el trabajo en común y el buen diálogo entre el equipo creativo a cargo de la obra. No sorprende cuando Stolkiner nos comenta que este equipo ya se conoce y viene trabajando en conjunto hace tiempo como El Balcón de Meursault: la compañía residente del Teatro El Extranjero, que desde el 2005 lleva adelante tareas en relación a la investigación, creación y producción teatral.

La actuación y el vínculo con el público presente es uno de los ejes fundamentales de esta obra. Ameri despliega su técnica de manera precisa y sensible, haciendo que resulte casi imposible no verse conmovido, al menos por unos instantes. El relato es duro, pero los tirabuzones propuestos, tanto desde el texto como desde la puesta, permiten al espectador atravesar el sinfín de contradicciones que invaden la historia. Recomiendo ir con ganas de reflexionar y sin pudor por soltar algunas lágrimas.