Almodóvar, entre la identidad y la memoria

Por Ramiro Enriquez

Madres paralelas (España, 2021).  Dirigida por Pedro Almodóvar. Duración 123 min.  Con Penélope Cruz, Milena Smit, Israel Elejalde, Aitana Sánchez-Guijón, Rossy de Palma y Julieta Serrano. Música: Alberto Iglesias. Disponible en Netflix.

Pedro Almodóvar regresa con una conmovedora propuesta centrada en la reconfiguración de las historias y los vínculos familiares. El film da forma a las vicisitudes que rodean y atraviesan la maternidad e invita a la pregunta por los orígenes y la identidad. La trama cabalga sobre la imperiosa necesidad de saber qué pasó con las víctimas de la Guerra Civil y, de este modo, poder cerrar las heridas provocadas por los regímenes fascistas.

Janis (Penélope Cruz) y Ana (Milena Smit) son dos mujeres con edades y trayectos diferentes, ambas confluyen en la misma habitación de la clínica ante la inminencia de sus partos.  El nacimiento de sus hijas las encuentra y lo azarozo desencadena un devenir impensado.  El errático vínculo entre Janis y Arturo (Israel Elejalde) y la relación conflictiva entre Ana y Teresa (Aitana Sánchez-Guijón) propicia un lazo de afecto que irá transformándose.

La maternidad se juega en un terreno delimitado por la ausencia de los hombres, se enmarca en una tensión irreductible con el ser mujer y  devela un posicionamiento del film claramente feminista. Como si no bastasen las decisiones y acciones de las protagonistas, el lema “We Should All Be Feminists” que se observa en una de las secuencias abrevia la propuesta del director.

Estas derivas inherentes a la dimensión de lo femenino continúan  convocando a Almodóvar que, una vez más, intenta abordarlas evidenciando toda su complejidad.  Basta recordar algunas de sus producciones anteriores como Tacones lejanos, Todo sobre mi madre o Volver para bosquejar su interés por estas cuestiones. 

Las actuaciones protagónicas son impactantes y se complementan con efectividad. La determinación y carácter de Penélope Cruz se tamiza con la frescura e ingenuidad de Milena Smit.  Aitana Sánchez Guijón encarna con distinción y potencia a la progenitora de Ana, personaje que muestra una madre atenazada por el deseo y la culpa. La aparición de Rossy de Palma y Julieta Serrano, musas recurrentes en el universo almodovariano, engrandece la conformación de un elenco preciso. Cabe destacar el sorpresivo cameo de Daniela Santiago, luego del contundente éxito de la serie Veneno, de Los Javis.

El film contó con la producción de El Deseo, RTVE y Netflix. La plataforma de streaming adquirió los derechos para su reproducción y, antes de su estreno, colmó la pantalla con buena parte de la obra cinematográfica de Almodóvar, acercándole al público usuario grandes clásicos como Qué he hecho yo para merecer esto?, Kika, Hable con ella, Mujeres al borde de una ataque de nervios, entre otras. La mirada de Almodóvar logra componer escenas apelando a recursos conocidos y esperables para el espectador. Se destaca una estética que privilegia el uso vibrante de la paleta de colores y  se enfatiza el despliegue de una narrativa que encuentra sus motivos e historias en los pueblos y paisajes de la España profunda.

La belleza de la película no logra disipar algunas dificultades en torno al desenlace de la trama. La complejidad de la problemática vincular se resuelve sin que el espectador pueda acceder a los procesos emocionales de las protagonistas. Los lazos entre los personajes se reestructuran casi mágicamente en las escenas finales con el paso (breve) del tiempo como elemento reparador, y el público es invitado a reubicarse con rapidez en torno a la importancia del acceso al saber como forma de subsanar las marcas configuradas por las ausencias y vacíos en la trama familiar.

Madres paralelas busca interpelar al espectador. El conflicto avanza intentando que el público se comprometa con el feminismo, así como también que se interese por la historia, dejando de manifiesto una imperdonable falencia ética y política por parte del estado español. Janis insta a la joven Ana a conocer la historia de su país, la exhorta a tomar partido y, de algún modo, convoca al espectador a interesarse por los deshumanizantes efectos de la guerra civil y la escasa voluntad por parte del estado de reconstruir la memoria colectiva. 

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