Por Florencia Pérez Calonga
Terco, escrita y dirigida por Marcelo Savignone. Con Marcelo Savignone, Florencia Otero, Belén Santos, Sofía González Gil, Valentín Mederos, Milagros Coll y Guido Napolitano. En Belisario. Corrientes 1624. Funciones: Martes 20:30hs.
William Shakespeare, el dramaturgo más importante de la lengua inglesa, no se cansa de demostrarnos como sus obras trascienden los siglos y se mantienen en vigencia hasta el día de hoy. La manera y la potencia con la que aborda y expone las contradicciones de la propia condición humana, fueron y siguen siendo utilizadas en numerosas adaptaciones tanto teatrales como cinematográficas. Esta cualidad inmortal que poseen sus piezas permite crear puentes que muchas veces reflejan aspectos de nuestra propia sociedad.
Terco, toma distintos fragmentos del Rey Lear, Hamlet y La tempestad para construir una nueva pieza conceptual que desde el ensamblaje reflexiona sobre las características de sus personajes, usando recursos propios del teatro físico como forma de ruptura con la solemnidad clásica que manifiesta el dramaturgo inglés. Esta versión explora lo que significa la degradación tanto del tiempo como del ser humano. Parodiando distintas escenas no se resigna en caer en una simple versión trash de las obras originales, sino que de alguna extraña manera funciona a pesar del desconcertante ir y venir entre los distintos personajes.
Escrita y dirigida por Marcelo Savignone, quien también interpreta el rol principal, se mantiene por momentos fiel a la letra original a pesar de estar plagada de anacronismos que surgen desde la recontextualización. Si bien en esta adaptación de algún modo desarticula la trama narrativa de las piezas originales, conserva el espíritu para visibilizar rasgos como la fragilidad, la constante lucha del ser humano contra el destino, la desobediencia y su inevitable destrucción. Esta versión, mucho más realista, no esconde para nada los aspectos menos amables de un personaje en tránsito a la madurez y sepultado por el deterioro de su propio cuerpo.
Las actuaciones de Florencia Otero, Belén Santos, Sofía González Gil, Valentín Mederos, Milagros Coll y Guido Napolitano, aportan la vitalidad necesaria para mantener la obra en un estado de éxtasis constante. Descalzos y vestidos de la misma manera, entran y salen de escena con una efusividad que no pasa para nada desapercibida. Cambiando de personajes y quebrando los límites de la propia teatralidad, se desplazan sobre todo el escenario como marionetas en una constante búsqueda por la propia identidad. La iluminación de la mano de Esteban Ivanec es clave para marcar el ritmo de una obra que por momentos parece perder totalmente el control y se vuelve mucho más que asfixiante.
Savignone nos demuestra una vez más como las obras de Shakespeare resisten cualquier tipo de lenguaje, formato o género. Y es desde Terco que se permite crear una versión transgresora que evidencia su trayectoria filosófica, invitándonos a reflexionar sobre la finitud de la vida humana en aquel preciso momento en el que el gran final se vuelve inevitable.
Arte/Críticas 