De ensoñaciones y delirios

Por Mayte Peñaherrera

Todxs menos yo, sobre libro de Roberto Arlt. Dirigida por Antonella Jaime. Con Paula Cañas, Ileana Livoff López, Ezequiel Pittaluga, Alejandra Puy, Ramiro Santos, Paula Tortorella, Heber Umpierrez. En Páramo Cultural. Carlos Calvo 3974. Funciones: domingos 20 hs.

El desarrollo de la obra, basada en Saverio el cruel, de Arlt, gira en torno a la preparación de una fiesta o, más bien, de una broma cruel que un grupo de personas adineradas pretenden hacerle a un humilde comerciante. El montaje planeado pone en el blanco a Saverio (Ramiro Santos), un joven mercante de manteca, quien en sus jornadas de venta conoce a los sujetos acaudalados. Fingiendo preocupación, los burgueses le comunican a Saverio del estado grave de una mujer del grupo.  

Inmersa en este perverso plan, Susana (Ileana Livoff) entra en escena. Entre piruetas y disparatados delirios la mujer representa de manera convincente una aparente realidad solo confeccionada por su propia imaginación. Un espejismo alucinado que gira en torno a un sentimiento de perturbación y un profundo resentimiento hacia un malvado coronel, un tirano a quien este supuesto delirante personaje quiere matar o, más específicamente, decapitar. El grupo de amigos le sugiere al confiado mantequero que si Susana ve cumplida su alucinación los desvaríos de su mente pueden aminorar e incluso desaparecer. Convencen a Saverio para que cure a la joven, actuando la anhelada decapitación del coronel.

De mantequero a tirano, sumergido en la vibrante luz roja del escenario que intenta contener su imaginación desbordada, Saverio empieza a verse como alguien diferente. Se cree alguien importante, un mandatario, la cabeza de una nación. Nuestro inocente comerciante de manteca, ajeno a las perversas y burlonas risas que lo acechan, no imagina que tras sus espaldas se está gestando una desagradable sorpresa.  

Fotografía de Ezequiel Pitalluga.

Todxs menos yo presenta una adaptación con matices muy interesantes. Una iluminación que se intensifica y varía cromáticamente, nos abstrae del escenario y nos hace partícipes de la intimidad misma del personaje, de sus ensoñaciones y fantasías. Además, nos impulsa a salirnos de nosotros mismos y ponernos en los zapatos de duques imaginarios, invitados, súbditos, incluso nos hace partícipes expectantes de la broma. De este modo, la apuesta teatral genera cercanía y no solo eso, sino una experiencia participativa entre lo que se ve y quienes lo ven, pues el elenco entrega copas para convertirnos en asistentes de la fiesta o bien se sienta junto al público.        

Con una escenografía minimalista, la puesta en escena combina lo clásico y lo moderno y contribuye con una presentación más contemporánea y diferente de Saverio el cruel. A través de personajes caricaturescos, coloridos y vibrantes, Todxs menos yo pone en duda cualquier certeza sobre quién es en verdad el otro y rompe barreras de clase que parecen inamovibles. Tras el manto de las ensoñaciones de Saverio, se revelan los deseos profundos que pueden surgir de escapar de la propia realidad y pasar a ser alguien diferente. De la misma manera, la obra difumina, con humor y drama, los límites entre la cordura y la locura, el delirio y la realidad de la vida misma.

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