La pesada herencia

Por Paula Goodbar

La patria al hombro, de Adriana Tursi. Dirigida por Tatiana Santana. Con Jaru Keselman, Karina Antonelli, Julieta Coria, Lalo Moro, Silvina Muzzanti, Sebastián Pajoni y Juan Subiotto. En Teatro del Pueblo. Lavalle 3636. Funciones: sábado 20:00 hs.

Principios del siglo XIX en Argentina, desde la Presidencia Sarmiento implanta la Ley de Educación Nacional 1420. Es con este contexto que se abren miles de escuelas primarias a lo largo del territorio y a la vez se convoca a maestras norteamericanas para que estén a cargo de la educación laica y gratuita. Miss Frances y Miss Mary arriban entonces a Córdoba, en donde se enfrentarán con las tradiciones de una sociedad que tiene arraigadas las estructuras religiosas.

El texto dramático de Tursi es el punto de partida de una dualidad, la cultura y el idioma actúan como barreras y son desencadenantes de los conflictos y desencuentros que se plantean a lo largo de la obra. Los personajes tratarán entonces de resolverlos como mejor sea posible: con la espada, la pluma o la palabra (o, si nada resulta, quizás sea necesario el fuego).

La patria al hombro propone un espacio dinámico, una utilización de la escenografía que permite construir adentros y afueras, casas y aulas a partir de pequeños movimientos. Allí, se genera un relato patrio que remonta a los espectadores a esas primeras discusiones sobre de qué manera es más conveniente construir los ideales del pueblo. Religiosos y cipayos se enfrentan y defienden sus intereses en una obra que plantea las bases de las discusiones binarias a las que estamos ya acostumbrados en este país.

Santana, desde la dirección, construye un mundo plagado de modismos típicos nacionales y exageraciones. Los actores se lucen en esta pieza mostrando sus habilidades en su máxima expresión. En este sentido, merece una mención especial el trabajo vocal: la palabra hablada, las canciones, los ritmos, los acentos, las tonadas, todo funciona de manera conjunta y le aporta unicidad al espectáculo. Destaca sobre todo una escena en la cual dos de los actores (Juan Subiotto y Julieta Coria) encarnan vocalmente a los otros y logran reconstruir a los demás personajes de la obra.

Lo que se hereda no se roba, dicen, y esta obra demuestra que el binomio de conflicto en la política nacional lleva siglos impregnando nuestra concepción. La historia que se repite, primero como tragedia y luego como farsa, nos deja ver que por más que el tiempo transcurra, hay cosas que no se modifican. Una obra para pensar, reflexionar y reírnos de nosotros mismos como parte de esta sociedad.

Imágenes de prensa.

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