por Melisa Alzugaray
Los códigos tradicionales del tango están atravesados por el machismo y los estereotipos de género. Este ensayo revisa críticamente la configuración y reproducción de esas prácticas para pensar el disenso y el desmontaje desde adentro de la danza misma.
Sofaifa, ternera, pebeta, asunto, bagayo, budín, catriela, costiya, elemento, escracho, lora, hembra, minola, minón. Los términos del lunfardo utilizados para referirse a las mujeres son fácilmente rastreables en los compases de dos por cuatro de las canciones de tango que continúan bailándose en la milonga. Algunos de estos términos aún se usan en otro tipo de discursos, como muchas otras palabras provenientes del lunfardo. Estas palabras configuraron estereotipos de mujer en el tango, que solía –al menos en sus comienzos– referirse casi únicamente a la figura de la madre o de la prostituta. Entonces, los varones tangueros construyeron el imaginario de lo femenino según la acotada visión que su contexto les habilitaba, y se auto-construyeron como bacanes, mishes, taitas, los consumidores de esas mujeres; más o menos edípicamente. No es sorprendente que no haya existido una palabra, por nombrar alguna, que designe a un “hombre hermoso”.
Seguir leyendo Hasta que el taita no tenga con quien bailar