Resignificar lo divino 

Por Diana Espíndola

Rodrigo Alcon Quintanilha es una de las voces del circuito alternativo del arte latinoamericano.  La identidad cultural de la obra, como diría Bourriaud, interviene en “la construcción de una cohabitación” que comprende una ética del espectador.

Son diversas las cosmogonías que las culturas precolombinas imaginaron al vertebrar la narrativa de sus mundos. Desde Alaska hasta las costas más australes de Tierra del Fuego, los pueblos originarios habitaron la naturaleza de sus mitos. De este modo, la poética de Alcon Quintanilha indaga sobre los territorios ancestralmente sagrados, como el cielo, los cuerpos celestes, y la tierra, donde los menhires –monumentos megalíticos enterrados en el suelo por su parte inferior–, tampoco quedan excluidos de la propia búsqueda artística que confronta al espectador a la toma de postura. De esta manera la reflexión reverberante de su trabajo es dimensionada como una experiencia multidisciplinaria, que reúne imágenes fotográficas, films, música y hasta acciones performáticas.  

Nació en Río de Janeiro en 1981, y si bien vive en Buenos Aires, su trabajo lo llevó a trasladarse por casi todos los países del extremo meridional de América del Sur. Sus comienzos se remontan a 2009, cuando fue seleccionado en el 98° Salón Nacional de Artes Visuales por “Sombra de juguete”, realizado con la técnica que él mismo nombró “umbragrama”. Terminada su formación en la Escuela Argentina de Fotografía frecuentó la Escola de Artes Visuais de su ciudad natal, y con posterioridad participó del Programa de artistas de la Universidad Di Tella. Durante 2020 cursó un posgrado en Técnicas y Tecnopolíticas de la Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales. Alcon Quintanilha se reconoce influenciado por el concepto de “semionauta” que introdujo Nicolás Bourriaud, y acepta su apropiacionismo sobre parte de la obra de Thomas Ruff y Sherrie Levine.  

A fines de 2018 realizó la performance Un refugio a cielo abierto, junto a un grupo de colaboradores en La Ventanita del Fuerte Quemado, en el valle de Yocavil, Catamarca. La obra narra la ascensión de dos hombres que trasladan sobre sus hombros una ermita de vidrio con una base espejada. El emplazamiento a la intiwatana termina con la ubicación de la ermita bajo un arco de rocas apiladas, en la ladera del cerro con vista al río Santa María. En Luna y estación interespacial sobre papel fotográfico, el proyecto consistió en el registro tomado por una cámara fija ubicada frente al cerro Momia, Chubut, que grabó imágenes del momento en que la estación espacial internacional se hizo visible, en enero de 2018 en el cielo nocturno. A la noche siguiente, también registró el movimiento de la luna llena mediante el mismo procedimiento, inscribiendo así las huellas de ambos satélites –uno artificial y el otro natural–. De esta forma, la mirada pretendía visibilizar además el síndrome de Kessler, que hipotetiza un escenario en el que la cantidad de basura alrededor de la órbita terrestre fuese tal, que impactaría con frecuencia sobre los objetos que orbitaran, con la consecuente generación de más chatarra espacial.

Durante el año 2020 en el marco de una visita a La Rural, en Raco, junto a otros artistas surgió la idea de producir un recital del sol a cielo abierto, para los menhires de El Mollar de Tucumán. La composición fue realizada en vivo a través del helionoise, un instrumento musical de creación del artista, que utiliza las ondas solares para transformarlas en sonido. Fue a partir del contacto con estos monumentos que comenzó a trabajar en el proyecto Huancas, exhibido desde abril en la Fundación Andreani. La nueva obra compuesta por fotografías digitalizadas, un audiovisual y material de archivo, muestra imágenes del patrimonio lítico de El Mollar, cuya antigüedad ronda de 2.500 a 14.000 años. Al ser emplazados en un lugar diferente al que le dieron las culturas originarias, los menhires han sido víctimas de vandalismo en diferentes épocas. La exhibición busca restituir este patrimonio lítico de forma artística, simbólica y virtual, mediante la técnica de la realidad aumentada, al recuperar con este gesto el vínculo sagrado que lo unía a la tierra. Así es que la obra de Alcon Quintanilha adquiere su potencia característica en la construcción de una posición discursiva que enuncia la complejidad fragmentaria de la visibilización.     

Imagen: Perfil de Instagram del artista

Deja un comentario