Los Trapos: una plataforma de posibilidades

Por Tamara Balbi

En febrero de 2021, inició virtualmente un proyecto que luego se materializaría en papel, una expresión artística tejida con letras e imágenes: Los Trapos. Concebida por Josefina Charadía en colaboración con Mariano R. Balzano (músico y escritor) y Joaquín Cruzalegui (licenciado en comunicación). Esta revista se convierte en una plataforma que explora las posibilidades de la literatura y la fotografía como formas de expresión contemporánea.

Josefina Charadía es una fotógrafa nacida en 1989 en Gran Buenos Aires. Su recorrido artístico incluye estudios en escenografía y dirección de arte, pero fue su pasión por la fotografía la que la llevó a la creación de Los Trapos. A lo largo de su carrera, Josefina ha participado en diversos proyectos y exposiciones, destacándose como editora visual de Los Trapos, donde ejecuta la selección de contenido, planificación general y coordinación de publicaciones físicas y digitales. Este viaje artístico no solo refleja su destreza fotográfica, sino también su compromiso con la creación de un espacio diverso y abierto como Los Trapos.

¿Cómo y cuándo empezaste a sacar fotos?

Siempre que tuve algún tipo de dispositivo, de más chica con la cámara digital y después con el celular, saqué fotos. Pero a sacar con consciencia, en film, arranqué en 2016. Tenía una cámara heredada, le puse rollo y empecé a usarla intuitivamente. Sabía lo básico de fotografía, así que fue a modo de prueba y error.

¿Hay algún motivo por el cuál ahora predominan las fotos digitales en tu trabajo?

Hace poco tiempo tengo cámara digital, yo sacaba en formato analógico y a medida que se fueron poniendo más caros los rollos, lo fui dejando. Cuando empecé con la revista, me metí más ahí y relegué un poco ese lado. En la pandemia empecé con el autorretrato, algunos en film y otros con el celular.

¿Cómo fue el proceso de adentrarte en el autorretrato y qué te inspiró a empezar?

Fue una práctica cotidiana sumada a las ganas de hacer algo entre la quietud y estar tanto tiempo con una misma. Surgió desde lo intuitivo y desde lo experimental. Leí un libro de Susan Sontag que habla de la fotografía como memento mori y esa fue una premisa, el autorretrato como registro de existencia.

¿Por qué predomina el blanco y negro en tus autorretratos?

En los autorretratos siento que es más visceral, más contundente. Si bien siempre trabajé fotografía a color, con el autorretrato me empecé a encontrar en la edición yendo al blanco y negro, me funcionaba como hilo conductor.

Sobre tu experiencia al compartir tus autorretratos… ¿Cómo influyó la reacción de la gente en tu percepción del trabajo?

Cuando empecé a imprimir, veía que la gente compraba mis fotos y presté atención a las cosas que me decían. Me preguntaban: ¿sos vos? Me pareció muy interesante la mirada del otro. Me fui despojando de la idea del narcisismo, el cuerpo es un instrumento más. También fue mi manera de acercarme al retrato, antes hacía mucha foto de paisaje.

¿Cómo fue la experiencia de ver tus autorretratos seleccionados por Proyecto Mugre (colectivo fotográfico que pega imágenes en espacios públicos) y exhibidos en las calles de Barcelona?

Seguía a las chicas de Proyecto Mugre y cuando vi una convocatoria en la que podía tener algo que sirviera, mandé. Pasó un tiempo hasta que una de las chicas viajó, hicieron la pegatina y la pusieron en un lugar que había un claroscuro, estaba muy bien metida en el entorno. Fue emocionante ver cómo mis autorretratos adquirían una nueva dimensión en ese contexto y cómo la obra comenzaba a tomar máscaras al ser compartida y expuesta en diferentes lugares.

Contame sobre los inicios de Los Trapos. ¿Qué los motivó a crear una revista de literatura y fotografía?

La revista empezó en pandemia. Mariano vino a mi casa y me dijo que quería hacer algo, alguna plataforma donde se pudiera publicar escritura y que yo me encargara de la parte visual, esa fue la premisa. Empezamos a buscar qué posibilidades había, todo virtual obviamente, no se había pensado en papel.

Comenzó con WordPress, se elegía la imagen, se publicaba en Instagram un fragmento de texto y después se linkeaba al blog. Con el tiempo la revista fue pidiendo más: placa, diseño, título. Ahí ingresa Joaquín, el tercero de Los Trapos, él estudió comunicación y fue aunando todos los criterios. Un día dijimos “bueno, imprimimos” y fuimos con los textos que teníamos. Fue todo desde el deseo de hacer algo, de reunir, circular, ampliar. Hicimos el primer número, una locura total, al toque hicimos el segundo y nos presentamos en ferias.

¿Cómo fue el pasaje de lo digital al papel?

Buscamos un taller, queríamos hacerlo en formato de diario. Conseguimos uno en Munro en el que hacían mínimo 500 ejemplares, pero no había prueba de impresión. Eso estuvo bueno; aprendimos mucho, fuimos muy mandados.

Yo siempre estuve en contacto con lo visual pero Mariano escribía y de repente empezó a usar Photoshop e InDesign. Empezamos a encontrar impresoras en la calle y restaurarlas, comenzó a diseñar, imprimir, probar cosas, fue indagando más y más.

En lo personal, relegué la fotografía cuando me metí con la revista. Hasta que noté que era un soporte para que cada uno, individualmente, pudiera expandir lo que hace. Fue un impulso para imprimir mis fotos y asistir a ferias. Primero lo hice con Los Trapos y luego me postulé sola como fotógrafa.

Para mí, la obra termina de cobrar sentido cuando es compartida. La revista es un lugar de encuentro, nunca hubo una idea de lucrar. Feriamos con los fanzines y las revistas que tenemos para poder seguir moviéndonos.

Lo más hermoso es generar algo, creo que son muy necesarios más espacios que sean de pregunta. Los Trapos es un espacio abierto, un mundo de posibilidades. Te podés autopublicar, escribir, fotografiar, hacer con lo que tenes.

En la revista predominan tus fotos. ¿Cómo manejás el proceso de selección y colaboración con otros fotógrafos y escritores?

Yo leo el texto e inmediatamente voy al archivo o tengo algún fotógrafo en la cabeza. A veces les escribo directamente pidiendo alguna imagen, depende mucho de lo que siento, capaz alguna palabra me lo dispara, quizá el texto es más áspero, más dulce.

Primero arranqué con mi archivo, con lo que tenía: los textos de Marian y mis fotos. Después decidimos abrir y dar lugar a que aparezca la colaboración, que puedan publicar personas que nunca hayan publicado, ese trabajo estuvo muy bueno.

¿Qué buscás en esas colaboraciones?

Yo que me dedico más a buscar a les fotógrafes, suele ser gente que venía siguiendo, que me gustaba el trabajo que hacían, me gustaba y pedía. Después la revista agarró su propio ritmo y las cosas van llegando.

La revista mezcla muchas disciplinas: miércoles de películas, ensayos, poesía, cuentos… ¿Cómo fue surgiendo eso?

Es un proceso muy amiguero. Por ejemplo, los miércoles de películas derivaron en un libro: Diarios de cine. Todas las reseñas se publicaron primero en la revista digital y en algunas contratapas de los números. El hecho de que ahora formen parte de un libro me parece una locura. Se han abierto muchas posibilidades. Los Trapos es lo posible.

¿Para finalizar, qué proyectos tienen en mente, especialmente en términos de ferias y publicaciones? ¿Cómo esperan que evolucione la revista en los próximos meses?

La idea es seguir feriando, quedamos seleccionados en la FELIFA, feria en Haroldo Conti, la ex ESMA, lo cual nos pone muy contentos por el marco y el contexto del lugar. Considero que nuestro contenido, sobre todo el de las revistas, va mucho por ahí. La idea es seguir publicando. Ahora estamos produciendo pequeños formatos, como fanzines, antes de empezar con la edición 4 de la revista.

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