La vida es una obra en construcción

Por Romina Pellegrino

Gabriela A. Berutti es una artista plástica argentina que nació en Buenos Aires en 1964. Fue alumna de Martha Kearnes durante varios años y continuó su educación en la Escuela de Cerámica de Avellaneda y otros espacios artísticos vinculados a la pintura, el dibujo y la filosofía.

Trabaja con soportes cerámicos y mixtos, y participó con su obra en muestras colectivas e individuales y salones nacionales e internacionales. Obtuvo la Mención Especial del Jurado en el 106° Salón Nacional de Artes Visuales, sección Cerámica, fue seleccionada en el 97° Salón Nacional de Artes Visuales y alcanzó la máxima premiación en el Salón Anual organizado por el Centro Argentino de Arte Cerámico, entre otras distinciones. 

Forma parte del grupo de estudio Máquina de Regar (MDR), coordinado por Lucia Kuschnir y dicta clases de cerámica en su taller desde el año 2002.

¿Cuál es tu punto de partida para crear obra?

Parto del sentimiento de que soy un ser humano al que le suceden las mismas cosas que a los demás. Lo central de mi trabajo reside, justamente, en la posibilidad de expresar eso que acontece y que nos atraviesa en nuestra condición humana. En relación con esto, pienso que hay una vinculación entre obras de arte y lenguajes artísticos que se dan en el mismo momento, en diferentes contextos y espacios, dentro de un mundo en que el estoy inmersa. Cuando me puedo conectar, expreso lo que expresa cualquier otra persona que forma parte de ese mundo y también está conectada.  Si lo pensamos como algo espiritual, es la conexión con el ser supremo, con la naturaleza y con el entorno. A eso me refiero cuando digo que a los seres humanos nos atraviesan las mismas cosas y que yo soy una más dentro de esa dinámica. 

Teniendo en cuenta que tu obra involucra distintos lenguajes artísticos, ¿La cerámica es suficiente para expresar de modo completo esa conexión espiritual a la que te referís?

No siempre. El proceso de la cerámica y especialmente el del horno, va a dar algo muy diferente a lo que en principio había y, en un porcentaje altísimo, muy distinto a lo que se espera que salga.  Eso depende de varios factores que no se pueden evitar, ni anticipar; es lo que me gusta y lo que me pasa con la cerámica. Pero a veces, y ahí entra tal vez algo de lo conceptual, si yo estoy queriendo contar algo, no me alcanza.  Ni la cerámica, ni el horno, ni los esmaltes.  Necesito otra cosa. Necesito un movimiento.  Entonces, ahí empiezo a buscar otras disciplinas, como el video y la fotografía.

El video y la fotografía forman parte de tu primera exposición individual, Obra en construcción. Lo que está dentro del muro, expuesta en octubre de 2022 en galería Zólida. ¿Cómo ingresaron estos lenguajes artísticos en tu obra?

Obra en construcción surge a partir de una circunstancia de mi propia vida personal. Hace aproximadamente diez años estuve viviendo en un lugar en obra, el lugar donde hoy vivo y trabajo. Esta experiencia, que además duró casi dos años, me permitió vincularme con el proceso de construcción y con la gente que lo llevó a cabo. A partir de ese momento, empecé a trabajar con fotografía y con collage de fotografía y cerámica, ya que no tenía el horno disponible. De ahí salió un cuerpo de obra.

Por otra parte, nunca había visto cómo se armaba una pared; las cucharadas de revoque, una tras otras, rítmicamente simétricas, me parecieron hermosas manifestaciones artísticas. Empecé a hacer objetos donde pudiera reproducir ese ritmo y ahí salió otro cuerpo de obra y la necesidad de contar, desde la escritura, todo aquello que había hecho durante el proceso artístico y que tenía ganas de mostrar.

Contame acerca de la necesidad de contar. ¿Qué lugar te parece que tiene la palabra en la voz del artista?

Te voy a hablar desde mi experiencia personal. Cuando decidí escribir acerca de Obra en construcción, me di cuenta de que estaba muy bueno el proceso, porque me estaba permitiendo describir de modo más completo aquello sobre lo que estaba trabajando.

Antes yo pensaba que no hacía arte, porque cuando escuchaba a otros artistas referirse a su obra de manera escrita, a mí me costaba comprender; no me identificaba con ese modo de expresión y me sentía incómoda. Hoy creo que poder pensar acerca de mi obra, me permite completarla mejor.  Como te decía, esto surgió cuando armé la muestra y llegó el momento de los textos. Tomé clases de escritura durante casi un año y terminé dándome cuenta de que, al fin de cuentas, estaba hablando de la vida misma. Digo, la vida es una obra en construcción, tirás abajo y volvés a levantar, emparchás, decorás y cambiás de lugar.  Es pura transformación y es genial cómo, sin proponértelo, la vida te atraviesa, como lo hace con todos los demás.

¿Cómo se transforma el espacio en Cerrado por reformas, collage fotográfico con el que participaste en el año 2020 en el encuentro de instalaciones site-specific de Umbral, Espacio de Arte?

De nuevo, mi casa en obra hace unos años. Todos los días sacaba fotos de distintos lugares, de los que a mí me gustaban. Empecé a hacer un registro, bajé las fotos, seleccioné algunas para trabajar con la técnica de collage con cerámica y me pregunté por qué estaba haciendo esas intervenciones y esos collages desde la foto.  Y creo que la respuesta es que yo no me animaba a ir a hacerlo afuera.  No se me ocurría cómo articular de esa manera una intervención en un espacio real; no sabía cómo montarlo, cómo registrarlo, se me hizo un mundo.  Pero desde la foto, en una escala a mi alcance, pude intervenir el espacio como quise y darle una nueva dimensión, más conceptual.

¿Cuáles serían las características de esa construcción conceptual del espacio?

Con la intervención fotográfica a partir de la cerámica, aparece un guiño en la obra que sugiere que lo que se ve no siempre es real. Te diría que el ochenta por ciento de la gente que vio la foto me preguntó si yo había ido al lugar que aparecía en la imagen, mientras que obviamente yo nunca había estado allí, porque era un espacio construido; a mí me parece que ahí está el chiste. Esa especie de juego irónico tiene que ver con la reflexión acerca de la importancia de una observación atenta, estando en presencia. Eso nació desde la foto, no desde la cerámica.

Para cerrar este encuentro y volviendo al comienzo, contame cómo podrías describir tu vínculo con la cerámica.

Yo diría que es visceral, porque me parece fantástico lo gestual, lo que agarro del barro, lo que modelo; el horno y el después.  Empecé a los diez años a ir a mi primer taller y ya desde esa época me encantaba. Fui durante mucho tiempo, luego suspendí durante varios años y retomé definitivamente hace veintisiete años, con Martha Kearnes. Sin embargo, mi vínculo con la cerámica estuvo siempre conmigo, incluso mientras yo no lo sabía, como cuando hacía una compra de objetos y eran de cerámica o cuando pedí en mi lista de casamiento platos de cerámica… Siempre estuvo y está ahí, acompañando. En este sentido, siempre digo que los oficios me gustan un montón, pero me doy cuenta de que hice textil y fotografía, incluso, para aplicarlos a la cerámica. Es un vínculo súper importante.  Súper, súper.  Está todo el tiempo.

Imágenes de la artista:

  • 1(portada): Demolición site- specific.
  • 2: Foto Gabriela Berutti.
  • 3: GPH- adquisición 50 – salón – CAAC – (obra en construcción)

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