“Cuando hay tantas ganas, aparecen nuevas formas”

Por Laura Amarilla

El productor y cineasta argentino Nicolás Avruj recorre su historia dentro de la industria, el panorama actual del cine nacional y las nuevas plataformas.

Nicolás Avruj es un cineasta argentino que produce y dirige películas y documentales. Como director, su opera prima NEY. Nosotros, ellos y yo, estrenada en 2015,  relata su viaje entre las fronteras de Israel y Palestina en el año 2000. En Campo Cine –la productora que creó junto a Diego Lerman en 2005– llevan a cabo proyectos para la pantalla grande como Mi amiga del parque y también documentales de TV como Clementina: el sueño trunco de la soberanía científica. Con un panorama incierto en el rubro a nivel nacional, en el que peligra la producción de nuevas películas, las ganas de hacer son protagonistas y responsables de crear nuevas formas para no dejar que el cine se monopolice.

-¿Cuales fueron tus primeros acercamientos al cine?

-Más allá de lo personal (¿quién no miraba películas de chiquito?), en la secundaria ya tuve un acercamiento más profesional cuando me ofrecí a trabajar en algunos cortometrajes. Había un programa de cable que tenía un «clasificados» y un señor quería hacer un corto. Lo llamé y lo ayudé. También participé en algunos de chicos de otros años porque iba a un colegio con especialidad en medios de comunicación.

-¿Cuándo y cómo decidiste dedicarte al cine?

-Y ahí por la secundaria, pero nunca estuve seguro. ¡Hay tantas cosas lindas para hacer! Quise estudiar en la facultad y me metí y continué. Calculo que me seguía dando más dudas, algunas de las cuales me gustaba seguir teniendo.

-¿Cómo fueron tus primeras experiencias en producción antes de Campo Cine?

-Más allá de los cortos que producíamos durante la época de la universidad, en un momento no se por qué un muchacho al que no conocía me preguntó si quería producir un documental y dije que sí. Claro que no sabía lo que quería decir producir. Eso fue aproximadamente a mis 25 años.

-¿Creés que, en la actualidad, con los recursos y subsidios disponibles el surgimiento de productoras como Campo Cine sería posible?

-Lo difícil no es el surgimiento sino la continuidad… Eso es lo que más en peligro está. El surgimiento está lleno de entusiasmo. La continuidad es decidir seguir incluso en contextos adversos. Eso es lo más complicado, creo. Nuevas formas van a seguir apareciendo. Lo más sensible es qué continuidad, qué crecimiento y qué proyección puedan –o podamos– tener. Pero cuando hay tantas ganas, aparecen nuevas formas. Al menos por ahora ha venido sucediendo…

-¿Cómo ves el panorama de la industria cinematográfica argentina?

-Aquí, en Argentina, siento un panorama muy pero muy incierto, casi en peligro… Bueno, en realidad siempre hay que ver qué quiere decir «la industria». Pero en sí, la mayor parte de las producciones peligra, peligran las fuentes de trabajo, la cantidad de puestos… Y muchas productoras.

-¿Y en relación con el resto de Latinoamérica? ¿Creés que hay una tendencia en general a la privatización y la falta de financiamiento de industria nacional?

– En el resto de Latinoamérica no hay uniformidad. Hay países que tienen realidades parecidas a las nuestras y otros menos. Pero nosotros venimos de una ley ejemplar. Bien acostumbrados a tratar de mejorarla, de perfeccionarla. Y con los retrasos burocráticos, los atrasos inflacionarios y los planes a medio hacer de los últimos tiempos se vienen empobreciendo mucho las producciones. Igual la ley de fomento no es todo, hay que ver qué pasa con la exhibición. Eso afecta a todo el cine y no es algo que se cambia por ley, son hábitos de consumo. Llevan tiempo y fuertes políticas públicas y privadas de inversión a largo plazo.

-En cuanto a nuevos recursos tecnológicos, ¿qué potencialidades le ves a las nuevas plataformas streaming u on-demand, más allá de las ya existentes como CINE.AR?

– El mundo tiende a monopolizarse, eso no me gusta. Algunas plataformas pagan muy bien y circunstancialmente puede ser beneficioso para uno u otro. Pero a la larga, esa monopolización significa mayor uniformidad. A mí me gusta encontrarme cosas distintas, no quiero ver siempre lo mismo. Ver lo que sé que quiero ver, que estoy acostumbrado a ver… Me da sueño, pero ojalá crezcan muchas plataformas de esas. No creo que reemplacen en el corto plazo las ganas de ir al cine. Pero ojalá surjan muchas con diferentes propuestas.

-En cuanto a tu rol como director… ¿Cuál era tu objetivo con NEY? ¿Por qué reconstruir y mostrar algo que pasó hace tanto tiempo?

-Fue algo muy personal, por eso tanto tiempo. Sentía que me estaba exponiendo frente a un vacío, frente a mucha gente que tenía opiniones muy fuertes sobre el conflicto palestino-israelí, sobre los judíos, sobre los árabes, sobre un jovencito ingenuo y que iban a tener muchos motivos para enojarse. Pero si empecé en esta profesión fue porque algo quería expresar de este modo algo impersonal y que escapa al control. Eso me llevó a no poder abandonarla. Y en algún momento simplemente sucedió.

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