Conocer los sentimientos

Por Eugenia Lino

Sólo ellas podrán salvarlo, obra de danza del grupo RaíZeS Danza Afro, dirigido por María Soledad Oyola. Se presenta en EL VITRAL, los viernes a las 21:00 hs. En ESPACIO SÍSMICO, domingo a las 21:00 hs.

María Soledad Oyola es bailarina, coreógrafa y abogada recibida de la UBA. Su prioridad, como lo indica el orden de sus profesiones, es la danza. Inició su camino en la danza afro-brasileña a los 17 años y ya sabía que nunca iba a abandonarla. Sus primeros pasos como estudiante la marcaron en su posterior trabajo y siempre se mantuvo firme con sus convicciones. Fluctuó entre las danzas populares brasileñas –como el samba-reggae, el bloco-afro y el afoxé– y las religiosas de matriz africana asentadas en Brasil –la Danza de Orixás. Con el tiempo fue adquiriendo técnica en danza contemporánea y adosó sus conocimientos sobre la misma a las diferentes técnicas de danzas brasileñas y de raíces africanas. Hoy está ensayando con su grupo RaíZeS Danza Afrola obra Sólo ellas podrán salvarlo, luego de haber presentado Orígenes en el 2016. Está entusiasmada; habla sin mesura sobre la danza y no vacila al responder sobre los problemas que conlleva dedicarse a bailar y gestionar obras de danza independiente –y sobre todo de danzas de matriz africana– en nuestro país. Osada, Sol Oyola –como prefiere que la llamen– atina al arrojar un consejo kantiano dirigido al espectador: hay que empezar a percibir los fenómenos artísticos desde las intuiciones, las sensibilidades y el entendimiento para conocerlos, y no ocuparse de licuar los mismos con el raciocinio.

‒El círculo de la danza afro en Argentina es, desde sus inicios, muy cerrado y limitado tanto en artistas como en público. ¿Cómo es trabajar como coreógrafa e intérprete dentro de estos parámetros socio-culturales?

‒Bueno, hace ya 13 años que estoy inmersa en este mundo. Comencé a estudiar a los 17 años y noto que en este momento está comenzando a tener un lugar más reconocido dentro de la danza. Se empiezan a visibilizar los distintos tipos de danzas afro, como las danzas afro-brasileñas, las danzas afro-cubanas y las de la costa Oeste, entre otras. Eso es algo muy bueno porque vemos que, a pesar de no tener el reconocimiento que creemos que merece los que nos dedicamos a esto, está teniendo un lugar dentro de la danza en Argentina y en muchos otros países de Latinoamérica y Europa. Claro que falta derribar prejuicios; el hecho de que estas danzas no pertenezcan a las ortodoxas implica que se piense en que por ese motivo no tienen el mismo nivel de complejidad o, bien, que carecen de técnica. Son conclusiones completamente erradas porque sabemos, además, que es imposible comparar la complejidad y los tipos de técnicas al tratarse de distintos tipos de danza.

Por todo ello y por más que a veces uno deba tratar de poner en palabras qué es la danza afro –cuestión que encuentro muy difícil porque para mí es puro sentimiento y sólo se puede apreciar viéndola y no explicándola con palabras– encuentro en esta danza y en su historia un tipo de arte rico por donde lo vea. Su historia, su significado, su expresión y la capacidad que tiene de integrar percusión, danza, teatro y expresión corporal, entre otras cosas, hacen, a pesar de todo lo antes mencionado, que no pueda resultarmedifícil trabajar en este círculo. Es algo enriquecedor para mí, en lo profesional y en lo espiritual.

‒¿Pensás la instancia de presentación de una obra en un teatro independiente como una especie de consagración dentro del campo o más bien como una experiencia personal enriquecedora?

‒La consagración dentro del campo de cualquier actividad es difícil y algo que considero que deben expresarlo el espectador y las demás personas idóneas en esta temática. Personalmente no creo poder vivir expectante del reconocimiento externo. RaíZeS Danza Afro es un grupo independiente, el cual realizó un arduo trabajo este año para poder llevar a cabo Sólo ellas podrán salvarlo, y el año anterior Orígenes. Ante todo, el grupo en su totalidad (y me incluyo) hacemos esto por ser una experiencia personal enriquecedora, pero no dejamos de lado el grado de profesionalismo que debe tener un espectáculo.

‒¿Cómo fue dirigir a cuatro bailarines siendo vos también intérprete? ¿Lo vivieron más bien como una co-dirección o apelaron a un esquema horizontal en lo coreográfico?

‒Ser directora, coreógrafa y bailarina es un trabajo difícil. En mi caso, a modo de ejercicio en el momento de las funciones, dejo la parte técnica (luces, sonido, etc.) a cargo de nuestra asistente de producción, Pilar Garzia, y sólo me concentro en ser una bailarina más de RaíZeS Danza Afro. Al momento del montaje, las coreografías y la música utilizada sí se apela a un armado más horizontal. Pero todos los componentes, por así decirlo, son planteados por mí. Los demás compañeros realizan observaciones como intérpretes con el fin de adaptar las coreos para que puedan ser llevadas a cabo de la mejor manera, explotando al máximo el potencial de cada uno.

‒La idea de trabajar con la esclavitud y el encierro en la obra, ¿tiene que ver con las raíces de las danzas de matriz africana en distintos países?

‒Sabemos que la idea de la esclavitud y la danza afro se encuentran intrínsecamente vinculadas. Pero en este caso la idea es trabajar sobre el concepto de esclavitud de una manera amplia. Entendemos que la esclavitud no sólo es física, también puede ser psicológica. Uno se encuentra preso de las condiciones dadas por nuestra vida: según en qué familia nacimos, en qué país nacimos, en qué época nacimos, etc. Y un poco la idea es transmitir cómo el ser humano posee herramientas para poder salir de situaciones que de alguna manera lo limitan y sólo lo hacen ver una realidad, que es la realidad que vivió desde su nacimiento pero que quizás, con el devenir de los años, no son situaciones en las cuales se quiera ver inmerso.

‒Esta búsqueda de libertad que aparece como una arista en la gacetilla de prensa, ¿se expresa en las coreografías, en los movimientos mismos o en la construcción de un relato?

‒En cuanto a los movimientos, priman los que ejemplifican el dolor, el padecimiento, la carga, y la limpieza también. Desde ahí se puede armar un relato. A su vez consideramos importante la incorporación de un actor, Bruno González, el cual a través de textos de su autoría hace distintas intervenciones, con la finalidad de incorporar conceptos que sean disparadores para el análisis del espectador.

‒¿Toman elementos de la danza de Orixás como disparadores conceptuales o utilizan movimientos específicos de distintos Orixás?

‒En la obra tomamos como disparador, para cada coreografía, el concepto de distintos Orixás (su significado, lo que representan). A través de ello hay movimientos que expresan el padecimiento, la limpieza, la lucha, y que a su vez se mezclan con pasos tradicionales de distintos Orixás. Además de ver el estereotipo afro en cada coreografía, también se pueden apreciar tintes contemporáneos.

‒¿Creés que la danza afro-brasilera desde sus especificidades puede ser apreciada por cualquier público, sepa o no lo conceptual circundante y su historia?

‒Esto siempre va a depender del espectador. Hay gente que si no tiene un guion, un texto o personajes altamente definidos, no llega a la «comprensión esperada». Por otro lado, hay otro tipo de personas que logran crear una conexión con el acto artístico planteado y apuntan a lo conceptual; no dependiendo el disfrute de una comprensión intelectual sino de un sentimiento, que a mi parecer es lo que debe primar en cualquier presentación artística.

Mi consejo para cualquier persona que venga a ver un espectáculo de danza (de cualquier tipo de danza) es que se deje llevar por sus formas, por la expresión del bailarín, por la música elegida y no trate de racionalizar todo lo que presencia. Queda flotando una pregunta crucial: ¿los fenómenos artísticos rebasan el conocimiento? Sabemos, sí, que la danza es un lenguaje primitivo. Pero ese germen no es más que una virtud, la de extremar la sensibilidad y arrasar con el lenguaje. Siempre se puede ir más allá cuando de expresión se trata; y ese más allá es un lugar al que sólo se lo puede imaginar. No se pueden conocer los sentimientos, a menos que ese conocer refiera a imaginar. Pues, al imaginar, conocemos realidades posibles; ficcionalizar es hacer arte pero también es transitar la experiencia. Y ahí, me parece, es donde reside la fuerza del arte.

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