Una timidez rebalsante

Por Aymará Corral Morales

Hope Sandoval fue una inspiración musical en los 90. Luego de casi diez años fuera de escena, su voz aparece en un feature junto a Glen Campbell.

Unas décadas atrás, David Roback le dijo a Robert Hilburn, editor de Los Ángeles Times, que la primera vez que escuchó a su compañera de banda, Hope Sandoval, pensó que era posible que llegue a ser alguien como Bob Dylan: una persona capaz de ser un símbolo para mucha gente de su edad. Esta comparación es desatada por la voz de la cantante, que a diferencia de la cruda lírica de Dylan, es más suave y retraída. En su canto que suele hipnotizar se pueden reconocer las raíces del country y el rock que tanto la inspiraban en su juventud.

Nacida entre las cumbres californianas y la urbe de Los Ángeles, transitó su adolescencia desafiando trabas sociales y académicas, pero la música era su escape, dado que vivía en una casa llena de fanáticos del country, el jazz y la música española. En 1986, luego de abandonar la escuela para seguir sus aspiraciones, formó su primer dúo musical junto a Sylvia Gomez, y comenzó su carrera dentro del escenario del rock alternativo de la ciudad. Las aflicciones de su adolescencia también existían en el escenario: la tímida voz de Hope era un reflejo de su disputa interna ante la exposición, y es por eso que prefería expresar su música en un escenario con las luces apagadas, sin ninguna interrupción.

Roback conoció a Hope Sandoval en 1987, cuando le ofreció colaborar en la producción de un álbum que, hasta el día de hoy, continúa lejos de los oídos del público. Su vínculo artístico cobró otro sentido cuando Hope reemplazó a Kendra Smith como vocalista principal de la banda Opal en una gira ese mismo año. Por más inesperado que parezca, dado su pánico escénico, la cantante californiana fue un éxito rotundo, y la banda logró terminar exitosamente la gira de Happy nightmare baby

Un par de meses después, al otro lado de Estados Unidos, Bruce Springsteen declaraba que Bob Dylan liberó nuestras mentes de la misma manera que Elvis lo hizo con nuestros cuerpos. Entonces, si uno rompió las cadenas terrenales y otro hizo lo mismo con nuestros cepos mentales, fue Hope quien, eventualmente, abriría las jaulas de nuestras almas. Aun así, esto iba a ser imposible de realizar mientras permaneciera en un ambiente en el que no pudiera escribir y cantar sus propias canciones.

La creación de su primera banda, Mazzy Star, catapultó su carrera musical de una forma desmesurada. Sandoval y Roback lanzaron su primer álbum, She hangs brightly, en el 90, y fue sucedido por So tonight that I might see en el 93. La música que se oye en estos álbumes no es tan bailable, pero sí se redime en el disfrute de las melodías góticas que la componen. El aura oscura que rodea a las canciones homónimas de cada álbum es producto, principalmente, de las cuerdas vocales de la cantante, que murmuran versos y melodías esotéricas. Por otro lado, los acompañamientos percusivos que Hope aporta con la pandereta y el shaker les otorgan a sus canciones una monotonía rítmica, como si se tratara de un ritual o la conjugación de un hechizo. También resulta importante destacar su talento con la harmónica, el elemento que dota de esencia, sustento y ese aire del country a su música. Es de este modo que los comportamientos introspectivos de la artista, en su hábito de crear sonidos uniformes e invariables, conformaron una espiritualidad en peligro de marchitarse, e hicieron de su glosario musical una utopía.

En 2009, Moira E. McLaughlin entrevistó por teléfono a la cantante de California, aunque con dificultad, porque la voz de Hope era casi inaudible con el sonido del teclado de computadora de fondo. Según la escritora del Washington Post, la artista seguía siendo un enigma, y descubrió que, en realidad, a la cantante no le molestaba ni pretendía cambiar eso. Actualmente, el misterio se fracturó: la cantante resurgió en un álbum póstumo de Glen Campbell, Ghost on the Canvas, que opera como homenaje a su persona y a su obra. Entre otros artistas, Hope sumerge su voz en una reinvención de la canción “The long walk home”, un vistazo al pasado, al género country y las líricas de Campbell. La voz de Hope sigue siendo tan suave como lo era antes, tal vez un poco menos tímida, y esa voz rebalsa a borbotones en cualquiera de los parlantes en los que suene.

Imágenes: Luz Gallardo (de la página oficial de la artista)

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