Reapropiación lítica

Por Diana Espíndola

Huancas, de Rodrigo Alcon Quintanilha. En Fundación Andreani: Av. Don Pedro de Mendoza 1987, CABA. Hasta el 23 de junio, miércoles a domingos de 12:00 a 19:00 hs.

El pulso de la cultura andina se expande; el corazón late mientras una luz tenue se abre a la profundidad del valle tucumano, donde las formas de las piedras de una constelación dispersa aguardan y resisten su inalterable misterio. Desde el inicio, el espectador reconoce el ingreso a un territorio sagrado: la naturaleza inmensurable del paisaje andino aparece como una denuncia profanada. Y es en ese sentido que avanza la clave de lectura de Huancas, la nueva muestra del multidisciplinar Rodrigo Alcon Quintanilha, quien se revela sólido en la intervención de un espacio en el que la fotografía de alta resolución, el lenguaje audiovisual, los materiales de archivo, y la tecnología de la realidad virtual aumentada asumen un relato determinante. 

El itinerario que construye la muestra se desplaza sobre la altura de Tafí del Valle, en el que las huancas –o menhires– se levantaban como monumentos megalíticos realizados por los habitantes precolombinos, con coordenadas de tiempo que según los antropólogos ronda entre 2.500 a 14.000 años de antigüedad. Estas enormes piedras talladas con diferentes motivos que recuerdan a los de las líneas de Nazca, originalmente se emplazaban a lo largo del Parque arqueológico El Mollar. En el año 1917 Juan Ambrosetti, padre de la arqueología y etnografía argentina, viaja al lugar a testimoniar e investigar a los menhires; se encuentra con que uno de los monumentos ya había sufrido alteraciones, dos franceses a la búsqueda de un supuesto tesoro habían excavado su base. Con posterioridad, durante los años de la dictadura, los menhires son nuevamente ultrajados: esta vez el mismo Antonio Bussi decidió reasignarlos arbitrariamente al emplazarlos dentro del Parque 9 de Julio, su actual ubicación.

La sala recibe a los visitantes con una pantalla que reproduce la naturaleza sensible del parque arqueológico, seguida por una serie de imágenes –registradas por el fotógrafo que Ambrosetti asignó– ahora digitalizadas, cuyo factor común es la falta de las huancas. De esta forma, la propuesta de Rodrigo Alcon Quintanilha es que mediante el uso tecnológico y con una app para dispositivos móviles que él diseño, estos monumentos sean devueltos al emplazamiento ancestral que le dieran los pueblos originarios. Así, el artista plantea la restitución simbólica de las piedras, que en la observación de las imágenes y mediante la pantalla del celular, las proyectan a su ubicación original. “Se trata de una apropiación de la apropiación”, fundada sobre las producciones fotográficas realizadas en 1917, al haber sido retrabajadas digitalmente. De este modo es que el artista –auto revelado como apropiacionista a lo Sherrie Levine– pretende, aunque solo sea con el gesto, recuperar la relación perdida entre la piedra y el lugar sagrado. El uso de la tecnología subsana el error: “hasta donde llega la piedra llega el arte”, relata.   

La muestra también contiene material de archivo y un audiovisual, que incluye tomas aéreas del sitio que relevan el estado actual de la reserva arqueológica, junto a imágenes que registran los saqueos producidos. La atmósfera del espacio, respetuosa al extremo del acervo, contrasta en su tratamiento, al poner en evidencia el destrato a que fueron y son sometidos los menhires, como testigos líticos del patrimonio cultural argentino. Un destrato que Alcon Quintanilha reencauza, al menos desde las imágenes, al plasmar los gestos en hechos, que aún en el mundo de la virtualidad restablecen el orden sagrado que construyen las huancas, en íntima relación con su suelo. De esta manera, la política apropiacionista interviene imágenes, fragmentos y registros de otras obras, en un collage de recontextualización propia. Y Huancas está allí, justamente para testimoniarlo. 

Imágenes: Perfil de Instagram del artista

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