Funeral al alba 

Por Aymará Corral Morales 

Solo los amantes sobreviven (Only lovers left alive, Reino Unido, Alemania, 2013). Dirigida por Jim Jarmusch. Con Tilda Swinton, Tom Hiddleston, Mia Wasikowska y John Hurt. 

William Lawes fue un músico y compositor de canciones funerarias en la Inglaterra del siglo XVII, que murió de forma casual al recibir un disparo por parte de un parlamentario. El reino se encontraba embarrado en una guerra civil: realistas contra parlamentarios. Se trató de un conflicto lleno de disidencias, cambios de lealtades y disputas entre las familias de mayor rango. ¿Por qué es relevante esta pieza de información histórica? Porque este evento encapsula a la perfección la insensatez humana, y porque William tenía de amigo a un vampiro. 

Este largometraje nos presenta un escenario un poco particular: se trata de sanguífagos veganos que decidieron, tiempo atrás en sus centenarias vidas, cesar el consumo directo de sangre humana. Pero esto no fue una decisión moral o consciente sobre el estado de salud de sus fuentes de alimentación, o sea, los zombies, sino que se debe al nivel de contaminación que la sangre presentaba desde finales del siglo XX. Por esta razón, los protagonistas principales, Eve y Adam (Tilda Swinton y Tom Hiddleston), se las arreglan para conseguir sangre de la buena a través de sus respectivos distribuidores, porque, por supuesto, no viven juntos. El distribuidor de él es un doctor llamado Watson, un desconocido al que accede por terceros. Pero la cuestión se pone interesante cuando aparece la figura que trafica sangre para Eve, el mismísimo Christopher Marlowe en persona o, mejor dicho, en vampiro. 

En esta coproducción internacional se experimenta con un romance que, literalmente, trasciende el tiempo y el espacio. Eve rondó la tierra lo suficiente como para presenciar en sangre y hueso a las hordas tártaras, la Edad Media y las Inquisiciones. Incluso llega a describir alguna reminiscencia sobre las inundaciones y las plagas, lo que indica que vivió varios milenios en esta tierra. Adam, por su parte, parece ser un vampiro más joven, que tiene la edad como para haber vivenciado el Renacimiento cultural en la Europa Occidental del siglo XV y XVI, además del asesinato de William Lawes, hecho que parece atravesarlo emocionalmente. 

Estos vampiros han acumulado un nivel de conocimiento supremo, y un amor eterno y pasional por las producciones artísticas, las tradiciones y las culturas humanas. Ellos mismos se han convertido en pseudoartistas y conocedores del arte. También han logrado colocar sus obras fuera de sus confines hematófagos. Por ejemplo, Adam fue quien le otorgó el Adagio del quinteto de cuerdas a Schubert y le pidió que lo presentara como suyo, para conservar el propio anonimato; o Marlowe, que es el autor no reconocido del Hamlet de Shakespeare. En esencia, este grupo de sanguijuelas vivieron muchas, muchas cosas: eventos catastróficos y violencia inconmensurable, pero también fueron testigos de la indomabilidad humana, la capacidad de crear cosas buenas y ser seres del bien. Aunque la excepción es Ava, la hermana de Eve, que es mucho más joven en términos vampíricos, y transcurre la mayoría de su tiempo enfiestada y chupando sangre hasta desmayarse. 

Esta comedia oscura es una crítica hacia los comportamientos autodestructivos humanos. Los protagonistas se ven afligidos por el poco cuidado hacia el ecosistema por parte de los zombies, además del desinterés absoluto por reconocer el esfuerzo de sus científicos y poetas. Con esta problemática se denota la dicotomía perceptiva de la pareja de vampiros. Adam es descrito como un sinvergüenza suicida y romántico, que siente que toda la arena está al fondo del reloj. Por el contrario, Eve tiene una visión más optimista de la situación, porque se postula firme ante la perdición de la sociedad, y propone que ya es tiempo de dar vuelta al reloj de arena. 

El director de la obra, Jim Jarmusch, se ve a sí mismo como un erudito o nerd del arte, y es caracterizado como una esponja cultural por el crítico de cine Jonathan Romney. La banda sonora también fue producida por él, y se ve reflejada en las alusiones musicales que se observan y oyen a lo largo de la narrativa. La amplitud de referencias eruditas, que fluyen de la idiosincrasia del director, es la razón por la que se presenta una película a modo de funeral de las convenciones de las narrativas cinematográficas

Imágenes: Capturas de pantalla del film.

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