Una diva en la memoria

Por Lucía Larios

Zully, recuerdo de visita, de Flora Ferrari y Gabriel Conlazo. Dirigida por Gabriel Conlazo. Con Flora Ferrari. En el Teatro El Brío. Alvarez Thomas 1582. Última función: domingo 16 de abril, 20 hs.

Tras años de exilio en España, Zully Moreno regresa a la Argentina. Su vuelta trae consigo sombras y recuerdos. Ya no actúa, pero una hipotética oferta para interpretar en el teatro a Eva Perón, la adorada por las masas, la llevará a sumergirse en su memoria. Deambula en divagues entre sus años dorados y el pasado político del país. Rescata historias que nos cuentan quién fue y quién pensaron que era, mientras nos asegura que ella no resulta apta para el papel de Evita.

En un formato de entrevista monologada, la obra Zully, Recuerdo de Visita cuenta algunos fragmentos de la vida de la aclamada actriz argentina.Tras varias propuestas no concretadas, no es hasta fines de los años ’70 que vuelve para dirigir el Teatro Maipo y presidir la productora Sono Film. Luego se alejará del medio y casi no aparecerá, salvo en contadas oportunidades. Es así como se la ve en el escenario, en un ambiente íntimo, recluida en su casa de Buenos Aires. Desde allí, Zully parece responder al público. Repite las preguntas que un supuesto entrevistador podría estar haciéndole a lo largo de la obra para dirigir los caminos que construyeron su historia. Con cada respuesta logra armar algo así como un documental de su pasado, buceando entre sus recuerdos.

Parece, entonces, que somos nosotros, la audiencia, el público que tanto reclama su regreso, quienes la interrogamos. A partir de esas preguntas logramos enterarnos de sus comienzos en el cine, sus relaciones con el ámbito artístico, con su marido, su rostro popular, la dicotomía entre su posición social en los medios y sus cuestionadas conexiones políticas. Intercalados con su monólogo, para acompañar los cambios de vestuario o de escena, antiguos videos de la actriz entremezclados con videos del peronismo, de la Argentina y de Evita colorean la trama. El espacio escénico se divide, entonces, en la profundidad del escenario, entre un posible living de la casa de Zully, en primer plano, y un precario cine antiguo para las proyecciones, en el fondo.

A lo largo de toda la obra, Flora Ferrari carga con la importante tarea de no perder el hilo de la narración, y lo logra con éxito.Parece una Zully Moreno auténtica contando sus memorias, que va y viene entre la contemplación de la diva que fue, la imposible comparación con Evita y la vida recluida que dice llevar en su presente.

Al final, entre fragmento y fragmento, se construye una obra de tiempos extendidos, recomendada para los nostálgicos de la época dorada y para todos aquellos que quieran conocer un costado fragmentado de la historia controversial política y social de este país. Historia política que usó a la farándula para su propio provecho y que, gracias a ella, pudo sobrevivir al olvido del tiempo.

Imágenes de prensa.

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