Por Florencia Pérez Calonga
Celebraré mi muerte, de Marcos Hourmann, Alberto San Juan, Víctor Morilla. Dirigida por Alberto San Juan y Víctor Morilla. Con Marcos Hourmann. En El Picadero. Enrique Santos Discépolo 1857. Funciones: viernes 16 y sábado 17 de diciembre a las 22hs. Domingo 18 de diciembre a las 20:30 hs.
Un 28 de marzo de 2005, la vida del médico argentino radicado en España Marcos Hourmann cambió para siempre. Esa mañana una paciente de más de 80 años llamada Carmen se presentó acompañada de su hija en la guardia del hospital donde desempeñaba sus tareas de cardiología, con un cuadro bastante delicado y fuertes dolores. El pronóstico no era para nada alentador, era cuestión de días para que la vida de Carmen llegara a su fin. En medio de todo el sufrimiento físico y en un acto de desesperación, ella y su hija le piden a Hourmann que por favor termine con su vida cuanto antes. Frente a este panorama, toma la decisión de administrarle una dosis de 50 mg. de cloruro de potasio por vía intravenosa, lo que le produce a su paciente la muerte en cuestión de minutos. Pero la historia no termina ahí, él hace algo que hasta ese día ningún médico había hecho, decide dejar asentado en la historia clínica de la paciente su accionar.
Luego de unos meses de aquel episodio y ya radicado en otro país, recibe una llamada de su abogado, quien le informa que en el hospital donde trabajaba tomaron la determinación de denunciarlo por homicidio, considerando que la eutanasia en España no era un procedimiento legal hasta ese momento y se enfrentaba a una condena de más de 10 años de prisión. La Organización Mundial de la Salud (OMS) define la eutanasia como: “La acción del médico que provoca deliberadamente la muerte del paciente”, este procedimiento consiste en una intervención médica que se lleva a cabo al final de la vida de una persona y se caracteriza por la intención deliberada de acelerar la muerte para evitar el sufrimiento mediante el uso de psicofármacos.
Celebraré mi muerte se plantea como una propuesta distinta, una obra que podría anclarse en el género de teatro documental, donde el propio protagonista de los hechos decide pararse sobre el escenario para contar toda su verdad: desde los motivos que lo llevaron a practicar la eutanasia en un país donde era considerado un procedimiento ilegal, hasta su propia historia de vida en Argentina. Con registros audiovisuales, a modo de apoyo documental de su testimonio, recorre desde su infancia en zona sur, pasando por su entrada triunfal en la Facultad de Medicina de Buenos Aires, hasta su decisión de radicarse y ejercer su profesión en otro país. Su sola presencia en escena le da la voz para generar un espacio propicio con el fin de deconstruir y resignificar la mirada que la sociedad tiene sobre un tema tan delicado y controversial como es la muerte asistida.
Esta obra documental en ningún momento se plantea como una propuesta a favor de la eutanasia, sino más bien se propone abrir un espacio para la reflexión y se vuelve el vehículo para descubrir otras formas de elegir cuándo y cómo terminar con la propia vida. Desde la puesta en escena se puede observar una decisión consciente por parte de los directores Alberto San Juan y Víctor Morilla de romper la cuarta pared, configurando un escenario político de participación donde se invita a 6 espectadores a mirar al protagonista de los hechos contar su versión cara a cara. El público no mira tranquilo, sino que es parte de la obra, hay una colisión de realidades y un pedido de emitir un veredicto final como si estuvieran frente a un juicio real ¿Será Hourmann considerado culpable o inocente?
Imagen de prensa.